viernes, 15 de octubre de 2010


CINCO

El alumno espiritual de los sabios

Eran las ocho de la tarde y yo aún no había preparado mi alegato para el día siguiente. Estaba fascinado por la experiencia de aquel antiguo guerrero de la abogacía que había cambiado radicalmente de vida después de convivir y estudiar con aquellos sabios maravillosos del Himalaya.
Cuanto más escuchaba a Julián, más me daba cuenta de que mi alma se había ido oxidando. ¿Qué había sido de aquel increíble apasionamiento con que yo lo abordaba todo cuando era más joven?
Ansioso de ampliar sus conocimientos sobre los mecanismos de la mente, el cuerpo y el alma, Julián pasó literalmente todos sus momentos de vigilia bajo la tutela del yogui Raman. El yogui Raman se sentaba con su entusiasmado alumno y llenaba su mente de ideas sobre el significado de la vida y de técnicas poco conocidas para vivir con mayor vitalidad, creatividad y satisfacción.
Dijo también que su nueva vida y las nuevas costumbres empezaron a tener un efecto grande en su mundo interior. Al mes de estar aplicando los principios y técnicas de Sivana, Julián había empezado a cultivar una profunda sensación de paz y serenidad interior que jamás había alcanzado en Occidente.
La vitalidad física y la fortaleza espiritual fueron los siguientes cambios en su actitud.
Viendo que se hacía tarde, me dijo que se marchaba y se despidió.
–No puedes irte ahora, Julián –le dije–. Estoy en ascuas por saber todo lo que aprendiste en el Himalaya y el mensaje que prometiste traer a Occidente. No puedes dejarme intrigado, sabes que no lo soporto.
–Volveré, pierde cuidado. Ya me conoces, en cuanto empiezo a contar algo ya no puedo parar. Pero tú tienes cosas que hacer, y a mí me esperan ciertos asuntos privados.
–Bien, pero dime una cosa. ¿Me servirán los métodos que aprendiste en Sivana?
–Cuando el alumno está listo, aparecen los maestros –respondió–.
Pensé en los amplísimos conocimientos que apenas empezaba a vislumbrar. Pensé en lo que sería recuperar mis ganas de vivir, y en la curiosidad que yo había sentido de joven. Quería sentirme más vivo y aportar energía desbordante a mi vida cotidiana. Tal vez yo también aban¬donaría mi profesión. ¿Estaría llamado a una vocación más elevada? Con estas cosas en la cabeza, apagué las luces, cerré mi despacho y salí al pegajoso calor de otra noche de verano.

conclusion: puede que jonh aprenda los secretos que aprendio julian en el himalaya y pueda aplicarlos en su vida, puede que hasta deje su profesion.

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